Por: Lucía Mesa y María Alejandra Solano
Edición: Alexandra Duarte
Estudiantes lenguajes y estudios socioculturales

 

 “La acción de la Universidad es no solamente pionera en Colombia, sino que tendrá que hallar campos de estudio, de investigación, y de entrenamiento de personal que aún en los países avanzados no se ha logrado. (…) si hace veinte años nos tocaba resolver los problemas que otros habían resuelto treinta o cuarenta años atrás, actualmente nos toca estudiar los problemas que aún están sin resolver en cualquier parte del mundo”.

 Mario Laserna Pinzón en Disquisiciones en torno a la Universidad de los Andes, 1973.

 

 Desde 1998 se adelanta en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, el proyecto de consolidación y el desarrollo del Programa de Lenguajes y Estudios Socioculturales. Lo anterior con la intención de articular la pedagogía de enseñanza en lenguas extranjeras y  el pensamiento crítico desde los estudios culturales en un mismo currículo de pregrado. Si bien el nombre  de la carrera despierta un sinnúmero de preguntas,  descontentos, malentendidos y toda clase de infortunios, lo cierto es que pocos programas académicos personifican con más claridad esta frase de Mario Laserna en su deseo de fundar una universidad  con “campos de estudio, de investigación y de entrenamiento de personal “sin barreras disciplinarias.

 El lector disculpará. La anterior afirmación no descalifica ni deja de reconocer los otros programas de la universidad como buscadores de campos de investigación invisibles en otros contextos. Sin embargo, si la intención de esta publicación es señalar posibles relaciones de los programas académicos con su entorno, es pertinente destacar que el proyecto político  y social de la pedagogía dentro del programa  y los estudios culturales es la interdisciplinariedad. La carrera se caracteriza por enfatizar una disposición integradora de la práctica pedagógica y diversas disciplinas como la antropología, historia, literatura, filosofía, ciencia política, sociología, economía, entre otras, para abrir espacios de análisis, reflexión, investigación y sobretodo, crítica de diversos aspectos de la vida social .

Dentro de este concierto de disciplinas no pueden faltar otros contextos más plurales e incluso más pertinentes para el programa como Lady Gaga, novelas de RCN,  series estadounidenses y otros, como lo llamamos nosotros, productos culturales.  A través de los estudios culturales, estos productos  encuentran un lugar dentro del análisis social.   De la misma manera,  la pedagogía en lenguas extranjeras atravesada por las nociones críticas de los estudios culturales, integra y concreta la intención de agencia  de la carrera, al incluir el estudio de estos y muchos otros fenómenos sociales en el aula de clase. De esta forma se logra en palabras del difunto fundador de la universidad un “entrenamiento de personal que aún en los países avanzados no se ha logrado.”

 Con lo anterior en mente se pone de manifiesto que el papel de la carrera en la facultad no puede estar más vigente, ni ser más relevante dentro del deseo de crear espacios integrales, que buscan enseñar a enseñar desde la interdisciplinariedad y el pensamiento crítico. ¿Existe acaso una inquietud más repetida e insistente  dentro de las ciencias sociales en el momento?, ¿No nos estamos formulando acaso preguntas sobre “problemas que aún están sin resolver en cualquier parte del mundo”?

 Se nos quedan en el tintero muchas complejidades del programa. No nos descarte de su mapa en la facultad, aun cuando el nombre de la carrera le parezca problemático. Si este artículo existe en una publicación preocupada por la relación de los programas de la facultad de ciencias sociales con su entorno es porque en definitiva la carrera tiene una relación más profunda con los propósitos de la universidad que la perplejidad producida por su nombre.