Crítica a la observación

Por: Sergio Atehortúa - Estudiante de Ciencia Política

El entorno. Mi entorno. ¿Lo analizo? ¿Lo vivo? Creo que es tan difícil analizar el día a día con la cabeza, con la razón, positivizando lo que me rodea, que no vale la pena intentarlo de esa forma. Creo que los que nos hacemos llamar científicos sociales olvidamos que somos seres sintientes, que nos relacionamos con nuestro entorno, y además, lo construimos. Lo construimos a partir de nuestras percepciones subjetivas, de nuestros sentimientos de justicia e injusticia, de la absolutamente personal visión del deber ser de nuestra realidad. En una universidad con una relativa diversidad de pensamiento es absolutamente evidente que nuestras percepciones son subjetivas (incluso cabría pensar si son una minoría). Y es que a muchos nos han tratado de enseñar que hay que buscar ser profesional. De eso está hecho el mundo, de profesionales. ¿Cómo analizar a las personas y sus vidas atravesadas por relaciones sociales infinitas? ¿Será que son sociales las únicas relaciones que lo atraviesan? ¿Qué nos hace creer que todo es social? Creo que hemos sido educados – o mejor, entrenados. Ya ni siquiera cuestionamos las ideas que nos enseñan en clase. Las damos por sentadas, todo el mundo lo ha hecho. Para qué cuestionarlas. Nos facilita la vida no hacerlo. Nos asegura poder vivir en la academia sin mayores tropiezos. Pienso que tal vez si dejáramos de encasillar, de etiquetar, encontraríamos más respuestas. Creo que decirle a una persona que sus condiciones de existencia están dadas por una lista taxativa de fenómenos sociales, está dejando a un lado la complejidad de las dimensiones de los seres humanos. La gran pregunta sería ¿cómo observar, analizar, o incluso vivir en la realidad inmediata a las puertas de los grandes edificios en los que pasamos el día? ¿Valdrá la pena intentarlo? Creo firmemente que analizar de manera racional nuestro entorno es vital para la construcción de la sociedad en la que vivimos. Fundamental para – especialmente – deconstruir nuestras percepciones del mundo y construir nuevas realidades. Esto, sin embargo, es un proceso muy lento – y en ocasiones aburrido – y requiere de mucho esfuerzo.

 

Ahora, si nuestra realidad, nuestro entorno universitario, requiere ser analizado, ¿será que lo vamos a objetivizar? Espero que en el intento de construir un mejor Fenicia (sea lo que eso sea) no lo alienemos, no nos olvidemos que allí viven personas, que florecen negocios alimentados por nosotros mismos, que conviven árboles con el cemento y que todas estas características, son solo una dimensión de lo que podemos observar. Si vamos a observarlo, a “neutralizarlo” respecto de nuestros valores subjetivos, no podemos olvidar – y es la gran responsabilidad científico – que solo podemos observar una pequeña parte del mundo. Y que existen muchas otras maneras de analizarlo, más que la observación racional que nos proponen de manera ideal. A la razón, le hace falta entender muchas cosas.