RELATO DE UN VIAJE METAFÍSICO

 

Crónica de la Salvia:

Por: Juan Camilo Mantilla 

PREFACIO

     Lo que leerán a continuación es un texto creativo que fue inspirado en mi experiencia del uso de la Salvia: planta alucinógena sagrada para rituales chamánicos de los indígenas Mazatecas del estado de Oaxaca, en México. Su nombre completo es Salvia Divinorum, significa “Salvia de los Adivinadores”, y produce un efecto de “Trance Divino” para quien la fuma o mastica sus hojas[1]. Ésta planta es un enteógeno, lo cual quiere decir que sus componentes activos, que son quienes producen el efecto psicoactivo en nuestra conciencia, son producidos por nuestros propios cuerpos, o sea que su sustancia no nos altera como un agente foráneo sino que dispara en nuestros cerebros una molécula que desde antes ya teníamos, y esto quiere decir que también es posible acceder a estos estados sin la necesidad de usarlas: ellas son un atajo. Otros psicoactivos enteógenos son los hongos, el yagé, el peyote e incluso el LSD. Son medios para expandir la conciencia y abrir las puertas de la percepción, y por eso mismo han sido usados por chamanes desde hace cientos de años como medio para desarrollar sus creencias religiosas y ampliar su conocimiento de la naturaleza. Dentro de lo personal, después de mi experiencia y de haber leído al respecto (Aldous Huxley, Wade Davis, Stanislav Grof, etcétera) vislumbré la posibilidad de ver ciertas “drogas”, o plantas intoxicantes, como parte de un proceso de auto-conocimiento y espiritualidad que vale la pena rescatar hoy en día, pues nos recuerdan una parte de nuestro ser trascendental que muchas veces olvidamos. De hecho la palabra enteógeno proviene del griego; en-Teo, que significa el Dios interior. Son plantas que nos ayudan a re-descubrir al Dios que llevamos dentro.

 

 

RELATO DE UN VIAJE METAFÍSICO

 

“Porque hasta la ceniza se vuelve agua
cuando un sediento la besa
”        

                                                                                                                                          Sabiduría Amazónica

     (Inhalas, sueñas por un segundo, exhalas la salvia…)

Has fumado de la pipa ancestral. Has respirado ya ese aire sagrado y los espíritus de la naturaleza ahora empiezan a manifestarse en tu conciencia. Cierra los ojos y abre el corazón, pues será perdido en esa oscuridad donde por fin verás la luz. Siente cómo te invade el éter universal desbordando tu cuerpo en cada poro. Date cuenta cómo empiezas a despegar del suelo sin siquiera moverte, pero no te desesperes y ten paciencia: respira hondo y conéctate contigo. Toma conciencia del presente y abre los ojos una vez más. Será algo sobrenatural. Sentirás cantidades exorbitantes de energía fluyendo por tus venas, palpitando en tu corazón y atravesando todo tu ser. Serás consciente de cada átomo de tu cuerpo y alcanzarás a notar cómo se expande de a poco tu percepción del mundo y de ti mismo; no son cosas diferentes. Has abierto las puertas pues, no para escapar, sino para entrar hacia el escenario donde en unos instantes tendrá lugar una revelación divina: tu conciencia. Sentirás que una experiencia descomunal y demasiado profunda te espera, y por eso mismo empezarás a pensar que si esto es sólo el principio del vuelo entonces tal vez sí le tengas miedo a las alturas. Sin embargo no temas y déjate llevar, el bosque te aloja y la noche te cobija bajo su estrellada bóveda celeste. Hay totalidad y calma, y además la banda de grillos ha venido a tocar su romanza en el escenario alrededor del fuego; luego tú serás quien disfrute de esa dulce melodía provista por nuestra madre natura: la Pacha Mama. Sentirás ya que todo fluye porque todo está conectado, estarás experimentando un intercambio de energía con las cosas que te rodean y no necesitarás pensar para entender que estás ahí y sigues vivo:

 …bienvenido pues, al momento presente.

Fuma de nuevo. Como en un sueño vas a extraviar tu mirada en el fuego de esa ancestral fogata que nos reúne a todos como el Sol a los planetas. En medio de sus llamas hallarás la luz y tu mirada estará perdida más allá de toda imagen aparente. El extravío está en que nada tendrá forma porque todo tendrá todas las formas. El infinito no tiene un centro ni puntos de fuga, y por ende simplemente estarás contemplando el ser y fluyendo en él mientras todo y nada pasa. Luego el cielo será cruzado por esos rayos deslumbrantes que te robarán la atención. Uno, dos, tres. Es una lluvia de estrellas fugaces; una tormenta de luz que ha llegado para fertilizar las tierras del espíritu rebelde que surge de entre las cenizas de un ilusorio cuerpo físico: serás Tú en tu pura esencia. Tú que estarás ahí bajo esa lluvia de luz, cantando la canción universal con la mirada perdida en aquellas llamas que arden con vehemencia, y en medio de la epifanía vas a experimentar una conexión metafísica con el todo que jamás habías concebido que fuera posible; prueba suficiente de que ni el lenguaje ni la lógica le son justos a la verdad. Tendrás pues, una Alucinación, de esas que nos acercan a la luz, en donde podrás sentir el fuego y sumergirte en él con sólo verlo. Tu alma estará más cerca del fuego y de todo lo demás. Tu alma será el fuego y todo lo demás. Podrás ver que entre tus manos hay un cielo y eso no es una simple metáfora. Lo que delimita un objeto de otro se empezará a desvanecer. Te sentirás uno con el universo porque tú y él no son objetos diferentes: -Lo UNO es Una Unión Universal-.  Por eso es que en medio de tanta paz oyes un eco que resuena cual vibración en tu conciencia, y es el fuego que te habla (¿o es simplemente tu conciencia? Tal vez no exista diferencia alguna). Por ello no esperes que te digan en español, ni en griego ni en latín, que existes. Yo no puedo decirte cómo será y no hay forma de que pueda hacerlo. Sólo no olvides respirar y escuchar cómo canta la naturaleza en su palabra universal: OM. El universo siempre quiso decirte algo y ahora sólo es cuestión de dejar que el ser sea… y así esa verdad acceda a ti, pero no trates de comprenderla, porque la verdad tiene eso: que cuando crees que la has entendido es porque no has entendido nada.

Te invito ahora a jugar aquel juego sin reglas de perder el control, de entregarte al devenir, de aceptar el orden del caos y fluir en él. Fuma una vez más, y ésta vez cuando exhales ya habrá caído la última barrera. Cuando veas el humo que sale de tu boca percibirás cómo la realidad se va con el viento, se deshace entre el humo, se desvanece en el aire… y la verdad es que con el humo te fuiste tú también. Vas a sentir que algo se quiebra adentro tuyo: habrá caído entonces el muro de tu ego. Por eso verás la realidad rompiéndose, develando esa verdad que se ocultaba entre los instantes de un tiempo inexistente. Poco a poco podrás ir más allá de esos viejos límites que ahora confirmas eran mero espejismo, y te encontrarás con la esencia en ese sitio donde llegan las almas para renacer. Sentirás el éxtasis de lucidez de cuando perdemos la razón y nos entregamos a la verdad sin saber porqué. Así se van callando los significados y ves entonces que la realidad era simplemente símbolos e íconos que dictaba tu cabeza,

                                                               símbolos e íconos

                                                                                               que  ahora   c

a

e

n

n

n…       

Entonces cuando pierdas la cabeza despertarás de nuevo. Tomarás conciencia en un presente sin relojes del cual saliste y al cual estás volviendo. La levedad, el infinito, la eternidad… Comprenderás entonces que volver al origen no es retroceder, y sentirás que estando ahí puedes comprenderlo todo aún cuando no podrías contar hasta 10.

                     1,2, 3.

                                    ¿qué más da?

                                                               4, 5 y 6… 

                                                                                   y dime qué viene después…

                                                                                                                                    después de la eternidad

Empapado de verdad y más consciente que nunca, ni siquiera serás capaz de pronunciar palabras. Tal vez entre balbuceos logres decir ¿Dónde estoy? pero aún así toda lógica y todo lenguaje se habrán desvanecido entre las cosas y ya no habrá separaciones. No podrás determinar ni con palabras ni con pensamientos a tu yo aislado del resto, porque no habrá un adentro y un afuera. Tampoco habrá un antes o un después; todo será puro presente y por lo tanto no recordarás quien era ese viejo yo que te albergaba cuando aún había ego. Dejarás de alimentar la mentira de que lo Otro no es lo Uno, y de que el Orden y el Caos se excluyen entre sí. No podrás señalar una cosa con tu dedo porque no tendrás un dedo tuyo, ni tampoco habrá una cosa individual a la cual referirte. Todo estará unido más allá del tiempo y del espacio. Nada tendrá nombre. Nada tendrá forma tampoco y es que tú desearás mantenerlo así; indefinido, melifluo, dejar a la infinidad ser en su propia infinidad. Ni bueno ni malo ni mejor ni peor. Todo estará más allá de cualquier categoría que antes hubieses podido concebir, y sólo en ese instante tendrás aquel secreto que revela la verdad del ser que sólo les es otorgado a los escaladores más valientes; aquellos quienes llegan a la cima de la montaña y son Dioses por algunos instantes en los que el tiempo dejó de existir. El problema luego será entender que dicho secreto ha de quedarse en la cima de esa montaña, y los escaladores deban volver a casa y digan lo que se dice después de un sueño:

¿¡Qué pasó!? ¿¡Dónde he estado todo este tiempo!?

Más allá de todo lo que antes conocías, ese rompimiento de todos los barrotes fue el de una semilla germinando: el espíritu de la vida quebrando el cascarón de “lo real” para que el árbol del universo naciera y pudiera extender sus ramas y raíces hasta el infinito…  y es entonces donde ya no tendrás que cerrar los ojos para viajar, pues para ese momento ya no tendrás ojos, ni lengua, ni oídos. Sin el peso de tu cuerpo, tu espíritu despegó desde la cima de aquella montaña hacia la estratósfera y más allá, emprendiendo un viaje por los rincones de sí mismo, desde sí mismo, hacia sí mismo…en un estado de profunda meditación y amor sin silogismos, experimentándose y conociéndose así como cuando un niño mira el cielo y encuentra miles de formas en la misma nube... y por dentro nuestro existen millones de esas nubes; en cada gota una galaxia y en cada estanque un universo.

 ¿Ya ves que eres más grande de lo que te habían dicho que eras? Pues es hora de que te des cuenta de ello. Despierta: eres infinito….

Perdido de ti mismo, de todos y de todo es donde por fin puedes encontrarte: ya ha llegado el momento. Por eso hasta aquí llego yo, hermano mío. No podré proferir ya más palabras que se acerquen a aquello que te espera del otro lado, del otro lado del espejo o de la “realidad”. No hay ni ha habido nunca trazo alguno en papel cualquiera que pudiera decirlo; ni un cuento, ni un poema, ni un dibujo ni ningún trazo jamás tatuado en trozo de cosa cualquiera que pudiese si quiera llegar a ser la sombra de lo que tengo por decirte con respecto a qué hay más allá…

Por eso te dejo contigo, adentro tuyo…               

      Buen Viaje.