Droga:

1. Sustancia mineral, vegetal o animal, que se emplea en la medicina, en la industria o en las bellas artes.

2. Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno.

3. medicamento.

Al sentarnos y leer la definición de la Real Academia nos queda un vacío. Con tan solo evocar las situaciones de la vida cotidiana en las que la palabra DROGA es mencionada, sabemos que ésta  sugiere mucho más; una sonrisa picarona, una mirada altiva, un ceño fruncido, un sonido de desaprobación. Nunca falta el parcero del alma que saca un porro de la manga… Tanto es así que en la actualidad nos encontramos en medio de una guerra de largo aliento contra las drogas que cuesta alrededor de 100 mil millones de dólares anuales ¿Por qué?

No es una respuesta fácil y tampoco nos proponemos responderla con esta primera edición de La Parada; es una tarea titánica que está muy lejos de ser cumplida. Son varias las tensiones que entran a jugar cuando tratamos de dar respuestas. Estamos frente a un Estado liberal que surge, en teoría, para garantizar las libertades personales pero cuya intervención en la sociedad se ha vuelto cada vez más incisiva. Esta está justificada en aras de garantizar un mayor bien: el bien común. Con la masificación del consumo en los años 60’s, tanto por los hippies como los soldados en Vietnam, los Estados Unidos impulsaron la guerra contra las drogas. ¿Pero realmente comenzó aquí?

Otro posible punto de partida es el fructífero comercio del Opio en China a finales del Siglo XIX. Este era controlado por los ingleses, cuya fuente de producción era la India, quienes exportaban  la sustancia hacia otros países del Oriente, no a Occidente. Así pues, el problema del Opio era asociado a los chinos,  “raza” moralmente inferior a la “raza” blanca de las naciones desarrolladas. En Occidente, el imaginario público que se tenía de las drogas era el sustento de este tipo de políticas: además del estigma hacia los trabajadores chinos, se asociaba la cocaína con los negros y la marihuana con los mexicanos, todos inmigrantes. Así, la droga era percibida como un problema que provenía de “razas” y minorías  extranjeras consideradas peligrosas y subversivas y por esto debía ser controlado para evitar perjuicios en la sociedad. Estados Unidos, siempre implicado en el debate, había comenzado a prohibir la venta y consumo de algunas drogas psicoactivas y comenzaba a promover este imaginario en el mundo dado su liderazgo internacional. Al respecto, se organizaron una serie de convenciones y estudios internacionales que, como conclusión, siempre llegaban a lo mismo: ciertas drogas[1] hacen a la gente proclive a realizar acciones delincuenciales y a tomar comportamientos tipo getho y de bajos estratos sociales.

Así, la imagen comienza a tener más elementos que nos permiten entender cómo las drogas no solo involucran un dilema teórico-el de las libertades de los individuos y el Estado- sino que hay prejuicios raciales y sociales que el pasar del tiempo ha permitido su olvido; lo consideramos hoy como algo inmutable: las drogas son malas. Los conceptos e ideas tienen significados cargados de contexto y de política que se transforman en refuerzos de nuestros prejuicios. Prejuicios que no cuestionamos dando por sentado que tienen una base inamovible.

 No es algo ajeno a nuestra realidad. El Bronx está atado al abandono de la sociedad que lo considera un espacio de maldad y podredumbre. No nos preguntamos qué pasa allá, cuáles son sus dinámicas y su contexto, es tan solo un antro de perdidos y escorias. Por esto rescatamos la intervención del Distrito en el Bronx. Esta demuestra cómo el abandono solo recrudece y refuerza los esencialismos de personas que tienen mucho más detrás. Que no son solo drogadictos sino también personas con vidas tan distintas que no hay homogeneidad en las razones por las que han llegado al Bronx. Vale la pena repensar nuestros imaginarios y nuestro contexto.

La Parada surge como una iniciativa estudiantil que busca generar un debate amplio sobre temas controversiales que involucran nuestros espacios. Temas que generalmente se nos dificulta cuestionar, dada su pretensión de esencialidad y el tabú que hay alrededor de ellos en la sociedad. Es así que queremos proveer elementos y perspectivas que puedan generar duda y reflexión. Así, damos por inicio a una nueva trayectoria de debates parados y frenteros, damos por inaugurada La Parada.


[1] Decimos “ciertas” porque las drogas psiquiátricas no son contempladas dentro de este mismo panorama.