Ministerio de Asuntos Sin Importancia

Compartimos un discurso del Ministro de Asuntos Sin Importancia titulado ¿Y qué?, leído ante lo que aparentemente era un auditorio de gente de piedra. Este fue encontrado por integrantes de La Parada cuando realizaban una de esas salidas de campo que hacen en Antropología a lugares mil y una veces visitados, donde el profesor simula que hicieron un hallazgo y, con cara de sorprendido, desentierra un tótem que él ya sabía que estaba en ese lugar. El profesor se retiró de la Universidad por la enorme frustración que sufrió cuando fueron los estudiantes quienes descubrieron algo nuevo en un lugar arqueológico que él se conocía como la palma de la mano, sin percatarse que el discurso era reciente y seguramente se le había caído al Ministro de Asuntos Sin Importancia por descuidar sus propias palabras. Profe, tranqui, no eran los pergaminos que revelaban la marca de shampoo que se echaba Cristo para tener el cabello tan bello.

¿Y qué?

Los HP de este país: La vicepresidenta del Consejo nacional electoral (CNE), Yolima Carillo, dijo estar evaluando si tal vez abren una investigación a distintos congresistas por fraude electoral. Supuestamente, en distintas regiones del país ya circulaba una lista con los HP (Honorables Parlamentarios) electos sin que se hubiese terminado el conteo de votos. Es decir, ya estaban ensillando sin traer las Bestias, en este caso, “ensillando en las curules a las bestias” (en este caso, los HPs). Seguramente, la gente pensará indignada, “¿Cómo que están evaluando si investigan un fraude? ¿Por qué no desenmascaran a esos HPs?” Por el amor al champús de Cristo, cojan oficio, ¿Para qué gastar tanta tinta investigando este comportamiento? No hay nada más sano que ensillar sin traer las bestias, porque, como lo demuestran los economistas, hay que reducir a cero la incertidumbre para que funcione la sociedad. ¿Qué mejor para reducirla el hecho de saber quién nos va a gobernar sin que se dé el conteo de votos?

Segundo: Es bien sabido que varias personas han no sólo viajado, sino vivido en Europa y en God bless you Norteamérica mientras se doctoraban, especializaban, masterizaban o aristizabal. Es motivo de asombro para varios lo bien que todo funciona allí: el bus llega a la hora que dice el cartelito; las bicicletas tienen carril propio; la gente es puntual y cumple su palabra; la gente no señala con la boca, las políticas laborales son tremendas porque incluyen masajes detrás de las rodillas en las indemnizaciones y les prestan a los sindicalistas megáfonos que modulan la voz como Darth Vader (Luke yo soy tu padre; Jefe, el pueblo tu papá); y la gente es ecológica porque cuando se limpia guarda el papel para sonarse si queda limpio, entre otros. Sin embargo, el asunto lo tratan con poca importancia cuando llegan a Colombia y, por ejemplo, en ámbitos universitarios distraen con un Corral en el campus a la sindicalización laboral e incluso con un buen maquillaje marca Éxito disfrazan despidos injustificados como terminaciones del contrato. “¿Y qué?”, pensarán, añadiendo que, “¡Si es lo mínimo que exige la ley en Colombia, y eso!” Hombre, para qué tanto afán de llegar a esos modelos sociales a los que aspiran. Los sueños son para los dormidos, y Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente, porque los sueños no importan. ¿Segura que estamos lejos de la Victoria Carolina?